¿Se puede amar a quien nos lastima?
No es amor, sino que se aprehende como un sentimiento amoroso pero en lo concreto eso no se acerca en lo absoluto al sentimiento del amor.
Es una enfermedad desde la modalidad de un vínculo que es “atractivo” por lo imposible. En general, muchos de los que aman de esta forma entienden que eso se percibe como un intenso amor, por eso se exacerba la pasión. Pero en la realidad es parte de un vínculo dañino y perjudicial que distorsiona lo que expresa.
¿Cómo se pueden entender ciertas conductas como de amor cuando lindan con la violencia y desacreditación? Suena incomprensible, pero se cree que la intensidad del odio que emana de cada uno es un símbolo del amor que se tienen, son parejas que se encuentran para dar cabida a sus instintos de muerte y destrucción. La pulsión de vida se simboliza durante el encuentro sexual, que suele ser de una intensidad importante.
Cuando en mi consultorio me atrevo a decirle a un paciente que eso que experimenta no es amor, entendiéndolo como insano, suelo encontrar una negativa. Realmente insisten en que es un amor intenso, imposible de olvidar, de dejar, un amor del que no pueden poner distancia, porque sienten el peligro propio inminente de desaparecer en cuanto no tienen al compañero que encaja con su estructura.
Este temor y pensamiento de desastre se torna obsesivo, por lo tanto utilizan distintas técnicas de reencuentro con tal de no separarse, lo que repercute negativamente, insisten con el vínculo aunque continúan agrediéndose y esta agresión se potencia, exacerbándose.
Es muy difícil salir de este tipo de patología, es muy cruel, ya que implica una sensación de angustia tremenda que no se puede minimizar si no es al lado de la persona en cuestión. El grado de masoquismo es alto, y esto se confirma con el nivel de humillaciones que se vuelven permisivas, también aparecen contradicciones en cuanto a los sentimientos se refieren, la ambivalencia amor-odio.
Una paciente me expresa: “A pesar de no soportarlo y sentir que quiero escapar de esta relación aunque no sepa cómo, no encuentre la forma, siento que quiero seguir y no puedo soltarlo, estos pensamientos ambivalentes me enloquecen, hay momentos en que me siento más fuerte y no le tengo miedo y otros que desespero pensando que lo voy a perder…”.
En estos dichos encontramos la patología de la que hablamos y el daño que buscan provocarse. Si los momentos que comparten son de una modalidad intensamente destructiva, ¿cómo se entiende que no puedan separarse de lo que sienten que es nocivo? Justamente esto es lo que el paciente no puede entender, esto es lo que la hace entrar en un estado de desesperación: si me hace daño, ¿cómo puede ser que quiera seguir cerca de lo que me lastima? Entienden que tienen que separarse y buscan ayuda desesperadamente pero no terminan de aceptarla, y es así como si se disocian: una parte quiere seguir en ese lugar de dolor porque calma la ansiedad que sienten frente a abstenerse del estímulo que los somete, y a su vez la parte sana quiere escapar de lo que causa tanto dolor y protegerse.
En la actualidad, considero este tipo de patologías de las más comunes de consulta, las dificultades en un área que les resulta imposible manejar. Manipulan su conciencia de forma en que siempre se las arreglan para estar cerca de quien se convierte en el objeto destructivo. A su vez estos roles se invierten y en algún momento quien ha sido el sádico en la relación pasa a ser la víctima. Es llamativo cómo se invierten estos roles, ya que quien teme perder al objeto amado en algún momento puede registrar que éste baja la intensidad de su agresividad y cambia de estado mostrando sentimientos de arrepentimiento, es allí cuando la que jugaba el rol de víctima toma el poder y se invierte, aunque no por mucho tiempo, la situación.
Pero lo más llamativo y lo que requiere atención es cómo durante el tránsito por estas relaciones las personas se enferman clínicamente, la depresión que sienten causada por el conflicto indisoluble los lleva a padecer diferentes males físicos, el cuerpo somatiza el mal y de esta forma también se expresa el sufrimiento: el estrés repercute violentamente en todo el cuerpo y en el estado de salud.
Hay reconocimiento de lo que padecen, hay conciencia de que están cercados por una enfermedad de la que no pueden salir, el pedido de ayuda es concreto, pero lo que les falta es la herramienta para abrirse y otro de los problemas es que cuando el profesional les da las herramientas utilizan la negación para poder seguir en el mismo lugar.
Es una enfermedad desde la modalidad de un vínculo que es “atractivo” por lo imposible. En general, muchos de los que aman de esta forma entienden que eso se percibe como un intenso amor, por eso se exacerba la pasión. Pero en la realidad es parte de un vínculo dañino y perjudicial que distorsiona lo que expresa.
¿Cómo se pueden entender ciertas conductas como de amor cuando lindan con la violencia y desacreditación? Suena incomprensible, pero se cree que la intensidad del odio que emana de cada uno es un símbolo del amor que se tienen, son parejas que se encuentran para dar cabida a sus instintos de muerte y destrucción. La pulsión de vida se simboliza durante el encuentro sexual, que suele ser de una intensidad importante.
Cuando en mi consultorio me atrevo a decirle a un paciente que eso que experimenta no es amor, entendiéndolo como insano, suelo encontrar una negativa. Realmente insisten en que es un amor intenso, imposible de olvidar, de dejar, un amor del que no pueden poner distancia, porque sienten el peligro propio inminente de desaparecer en cuanto no tienen al compañero que encaja con su estructura.
Este temor y pensamiento de desastre se torna obsesivo, por lo tanto utilizan distintas técnicas de reencuentro con tal de no separarse, lo que repercute negativamente, insisten con el vínculo aunque continúan agrediéndose y esta agresión se potencia, exacerbándose.
Es muy difícil salir de este tipo de patología, es muy cruel, ya que implica una sensación de angustia tremenda que no se puede minimizar si no es al lado de la persona en cuestión. El grado de masoquismo es alto, y esto se confirma con el nivel de humillaciones que se vuelven permisivas, también aparecen contradicciones en cuanto a los sentimientos se refieren, la ambivalencia amor-odio.
Una paciente me expresa: “A pesar de no soportarlo y sentir que quiero escapar de esta relación aunque no sepa cómo, no encuentre la forma, siento que quiero seguir y no puedo soltarlo, estos pensamientos ambivalentes me enloquecen, hay momentos en que me siento más fuerte y no le tengo miedo y otros que desespero pensando que lo voy a perder…”.
En estos dichos encontramos la patología de la que hablamos y el daño que buscan provocarse. Si los momentos que comparten son de una modalidad intensamente destructiva, ¿cómo se entiende que no puedan separarse de lo que sienten que es nocivo? Justamente esto es lo que el paciente no puede entender, esto es lo que la hace entrar en un estado de desesperación: si me hace daño, ¿cómo puede ser que quiera seguir cerca de lo que me lastima? Entienden que tienen que separarse y buscan ayuda desesperadamente pero no terminan de aceptarla, y es así como si se disocian: una parte quiere seguir en ese lugar de dolor porque calma la ansiedad que sienten frente a abstenerse del estímulo que los somete, y a su vez la parte sana quiere escapar de lo que causa tanto dolor y protegerse.
En la actualidad, considero este tipo de patologías de las más comunes de consulta, las dificultades en un área que les resulta imposible manejar. Manipulan su conciencia de forma en que siempre se las arreglan para estar cerca de quien se convierte en el objeto destructivo. A su vez estos roles se invierten y en algún momento quien ha sido el sádico en la relación pasa a ser la víctima. Es llamativo cómo se invierten estos roles, ya que quien teme perder al objeto amado en algún momento puede registrar que éste baja la intensidad de su agresividad y cambia de estado mostrando sentimientos de arrepentimiento, es allí cuando la que jugaba el rol de víctima toma el poder y se invierte, aunque no por mucho tiempo, la situación.
Pero lo más llamativo y lo que requiere atención es cómo durante el tránsito por estas relaciones las personas se enferman clínicamente, la depresión que sienten causada por el conflicto indisoluble los lleva a padecer diferentes males físicos, el cuerpo somatiza el mal y de esta forma también se expresa el sufrimiento: el estrés repercute violentamente en todo el cuerpo y en el estado de salud.
Hay reconocimiento de lo que padecen, hay conciencia de que están cercados por una enfermedad de la que no pueden salir, el pedido de ayuda es concreto, pero lo que les falta es la herramienta para abrirse y otro de los problemas es que cuando el profesional les da las herramientas utilizan la negación para poder seguir en el mismo lugar.
Es una triste realidad que no puedo vivir con ella y sin ella nos odiamos y no amamos .no hay parejas perfectas .,hay dias esplendorosos y otros desastrosos es una lucha diaria y los mas importante salir los dos victoriosos.
ResponderEliminarEs muy =_= como es la dura realidad,pero que quizas hay recuerdos que nunca se olvidaran y fueron muy =_= y duros para su juventud . es muy hireinte seguir viviendo esta pesadilla ,pero mas gana el :D! a sus hijo y el darles un padre . quizas algun dia terminara ,pero si te aseguro que morira con su pesadilla de toda una vida , ojo es =_= decirlo que uno trae un hijo sufre en su ninez y tendra que sufrir en su madures sin pensar que nunca tuvo juventud y llegar a unirse a alguien que penso que le daria tanto AMOR y lo unico que recibio fueron esperiencias no pedidas y no nesesarias para su miserable vida que llevo . Espero que la entiendas y quizas si tu decides tu libertad ella lo respetara y lo entendera o moriran juntos por el ejemplo y respeto de sus hijos por mantener una !!grand familia !! adoramos a nuestros hijos y eso es nuestro sacrificio <3 espero que no se lo tayes en su cara ahora ?
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